Reconocemos a Jesucristo como la cabeza de nuestra iglesia y nos sometemos completamente a Su voluntad. En cada aspecto de nuestro ministerio nuestra meta es siempre honrar y glorificar al Señor Jesucristo.

Creemos que la Biblia es la regla de fe y práctica inspirada por Dios, autorizada y digna de confianza para los cristianos. Por lo tanto, nos sometemos a sus enseñanzas, nos comprometemos a hacer lo que dice y entregamos nuestras vidas para llegar a ser lo que Cristo desea que seamos.

Creemos en el poder de la oración. Por lo tanto, los ministerios y actividades de nuestra iglesia se caracterizarán por una dependencia en la oración personal y corporativa en todas las áreas de nuestras vidas y ministerio.

Creemos en la Gran Comisión ordenada a nosotros por Jesucristo y estamos comprometidos a alcanzar a las personas no salvas y sin iglesia a nivel local, nacional y mundial. Usaremos todos los medios disponibles que honren a Cristo para perseguir, ganar y discipular a las personas en nuestra esfera de influencia.

Creemos que Dios ordenó a la familia para glorificarlo. Estamos comprometidos a cultivar una atmósfera que promueva el crecimiento espiritual dentro de la familia, alcanzando a las familias con el evangelio, discipulándolas en el carácter de Cristo y enseñando a cada miembro de la familia cómo cumplir con el papel que Dios les ha dado.

Creemos que Dios ordenó a la familia para glorificarlo. Estamos comprometidos a cultivar una atmósfera que promueva el crecimiento espiritual dentro de la familia, alcanzando a las familias con el evangelio, discipulándolas en el carácter de Cristo y enseñando a cada miembro de la familia cómo cumplir con el papel que Dios les ha dado.